Con tan solo 18m de frente y 50m de profundidad, la obra propone una fuerte interrelación entre el espacio interior de cada vivienda y la ciudad, equilibrando las limitaciones formales del terreno. El carácter residencial del edificio se ve enfatizado por una composición espacial de planos horizontales y vacíos, que muestran una fachada auténtica de líneas puras, luz y sombra, materializada en grandes terrazas que, desafiando la gravedad, asoman generosamente sobre el espacio verde de la Av. Santo Toribio.